Dicen los libros que
Benejúzar se fundó en el 1628, y en ello basamos parte de nuestro legado
histórico como si no hubiera habido herencia a la que hacer reseña más allá de
ese tiempo y de este lugar, y sí, la tenemos.
La historia de nuestra
tierra es bastante más antigua, hoy mismo Nahúm Mendez, el geólogo que tenemos
la gran suerte de tener como amigo y amante de nuestro monte, nos ha dado a
conocer no solo la historia Geológica de la tierra sobre la que pisamos,
nuestro terruño, sino el enorme patrimonio y legado que la naturaleza ha tenido
a bien enseñarnos y darnos la responsabilidad de cuidar y proteger.
Una historia que,
aunque olvidada por muchos no deja de ser parte de nuestro legado patrimonial,
de nuestra herencia. Un legado de todos y cada uno de los benejucenses que hoy
habitamos este pueblo, así como también, un legado para aquellos que sintáis el
amor por la naturaleza, la historia y la geología de nuestra
sierra.
Neófitos y aficionados,
sí, pero cargados de orgullo benejucense y llenos de ánimo y cariño por dar a
conocer y trasladar la necesidad de proteger y cuidar nuestro monte y nuestro
patrimonio cultural universal.
Pero, empecemos con un
pequeño y corto relato que nos ayude:
El paso del tiempo es
imparable, y la historia se cuenta desde el presente con la única intención de
descubrir nuestro pasado, y créanme que nuestro pasado es largo, es importante
y estoy muy seguro de que fue intenso e interesantísimo mientras fue vivido por
aquellas personas que un día, hace muchos siglos, habitaron este mismo entorno
en el que nosotros nos encontramos, los montes y sierra de Benejúzar.
Hace años un señor, a
mi juicio ilustre de Benejúzar, me contaba lo que, con extrañeza le rondaba por
la cabeza, había un rincón de su huerto en el que ningún árbol arraigaba, y
arto de plantar nuevos árboles, se dirigió a averiguar que tenían en el suelo
esos árboles, la sorpresa fue que debajo de aquella tierra se encontraba una
gran losa de piedra con talla, de la que hasta la fecha no sabemos de qué se
trataba, pues conociendo como las gastaba patrimonio, se apresuró a rellenar el
hoyo donde se encontraba para que nadie encontrase aquello, pero, vestigios
antiguos y una vez saciada mi curiosidad, me encuentro con otras historias
sobre piedras y hallazgos en esa misma zona, hoy, a título informativo, he de
deciros que en el museo arqueológico de Alicante, “El MARQ” se encuentra
etiquetado “Un caballo alado, tal vez, custodio de una necrópolis” posiblemente
de origen Contestano o Argarico (que sean los científicos quienes lo daten),
pero encontrado en la finca de Pino hermoso, Benejúzar. Hoy sabemos que monedas
romanas del siglo I con Julio Cesar se han encontrado en esa misma zona, cerca
del Rio Segura.
Estas recreaciones nos
muestran algunas de las piezas que pertenecen a necrópolis cercanas, cabezo de
los luceros (Rojales) y caballo alado de Pino Hermoso.
Pero todavía vamos más
allá en el tiempo, los benejucenses hemos estado muchos años viviendo de
espaldas a nuestro monte, un monte, por cierto, donde desde siempre hemos
explotado su piedra, y cuando digo desde siempre, digo desde hace muchos,
muchos siglos .
Nuestra piedra
arenisca, blanca y blanda, fue elegida desde antaño para hacer algunas de las
virguerías de talla importantes de nuestra comarca, desde la construcción del
portal de la catedral de Orihuela o la arciprestal de Callosa a muchas de las
casas del pueblo antiguo de Benejúzar.
Sucede igual en otros yacimientos íberos del resto del Bajo Segura -como el Monte de San Miguel, Los Saladares, el Castillo de Santa Bárbara de Cox o La Loma de Bigastro, que al igual que los nuestros de Benejúzar, presentan un doble asentamiento, el primero en época argárica y el segundo, más tardío, en época ibérica.
Estos emplazamientos
debieron ser elegidos para aprovechar los accidentes naturales del terreno, que
ofrecían protección durante las grandes riadas del río Segura y que favorecían
su defensa de los ataques del exterior, ya que desde las zona más elevada de
los yacimientos se tiene una amplia visibilidad de la mayor parte de la Vega.
En cuanto a la etapa ibérica de los yacimientos en la Vega Baja, estos se desarrollan generalmente durante el Ibérico Pleno del siglo V a.C. hasta su abandono de forma violenta a mediados del siglo IV a.C., coincidiendo con la reorganización del territorio contestano.
Aunque existen algunos núcleos que se mantienen durante toda la etapa ibérica -como Los Saladares o el Castillo de Cox-, es en estos momentos cuando encontramos que la mayor parte de los núcleos poblacionales de la zona desaparecen, bien por abandono o bien son violentamente destruidos, mientras que otros surgen, sustituyendo a los antiguos emplazamientos, de tal forma que aunque cambia la configuración del territorio se sigue manteniendo una red de asentamientos desde las zonas interiores a la costera.
Los rasgos físicos de la
Vega Baja también han condicionado el poblamiento en la zona desde la
Antigüedad, pues presenta un paisaje de fuertes contrastes entre la llanura
aluvial formada por del río Segura y los abruptos relieves calizos de las
sierras de Orihuela, Callosa o el Monte de Hurchillo, complementados con un
conjunto de sierras y montes menores (Sierra del Cristo, Sierra de Benejúzar,
Sierra del Molar, El Moncayo, etc.) que, diseminados a los largo de toda la
Vega en dirección E-W, formarán un corredor natural. Este hecho es clave para
el poblamiento del territorio, propiciando el asentamiento en altura, debido a
la necesidad geoestratégica de ubicarse en lugares de fácil defensa, con acceso
a diversos e importantes recursos naturales y ejerciendo un amplio control de
las principales vías de comunicación y de las amplias zonas de llanuras
cultivables que ofrece el entorno .
Estas características geográficas también debieron determinar el curso histórico-cultural tanto al yacimiento de las diferentes zonas de asentamientos que se encuentran en la Vega del Segura, pues la comarca se encontrará en una zona fronteriza entre dos grandes círculos culturales tanto en el Bronce -donde encontramos dos importantes focos argáricos como son el almeriense y el valenciano, como durante el Hierro posterior, ya que la Vía Augusta, gran conector del levante y sur peninsular, pasa forzosamente por el Bajo Segura en su ruta interior desde los dos grandes centros de poder ibéricos de Ilici (ELCHE) y Carthago Noua ( CARTAGENA).
Encontramos en nuestro
monte, al menos tres asentamientos o poblados de época Ibera, y alguna torre
vigía con entre 4000 y 4500 años de antigüedad, lo que nos indica una clara y
evidente actividad social y/o militar dentro de nuestro termino municipal.
Estas son algunas de las espadas y
puntas de lanza, similares a las encontradas en los montes de Benejúzar. (Museo
arqueológico de Guardamar)
Desde el enclave del
monte “cabecico el redondo”, utilizado como monte vigía, al asentamiento del
cabezo del Quinache o el cabezo del Mojón o el del Rosario, del que datan
algunos arqueólogos con entre 1800 y 2000 años, nuestros antepasados mantenían
una cercana vigilancia del mar mediterráneo, un mar mucho más cercano en
aquellos tiempos de lo que está en la actualidad, y lo hacían porque las hoy
lagunas de la Mata y Torrevieja se acercaban hasta los Montesinos y esto dejaba
nuestro monte como uno de los principales baluartes de defensa y/o cobijo de
todo tipo de inclusiones navales.
El conocimiento de
estos restos es bastante limitado, no solo por las dificultades actuales a
causa del deterioro del tiempo, sino de la agricultura y la erosión y en alguna
medida la falta de cuidado y protección ante estos antiguos vestigios, así como
en la plantación de pinos de finales de los 50 y principios de los años 60.
Se han descrito y
encontrado restos de distintas épocas y culturas, desde el neolítico y la edad
de bronce antiguo alrededor de 4.000 años de antigüedad (Ibéricos y
contestanos) hasta principios del siglo I, en época de dominio Romano. Los emplazamientos
serían estos:
CABEZO DE QUINACHE |
Hábitat disperso Siglo III A/c
(Ibérico) |
|
CABEZO DEL MOJON |
Hábitat concentrado: Poblado en
altura, de la edad del bronce antiguo, entre 1800 y 1500 A/c |
BENEJÚZAR |
CABEZO DEL ROSARIO |
Hábitat concentrado: Poblado en
altura, este es el más antiguo, situándose a finales del neolítico y bronce
antiguo, está catalogado como poblado o monte vigía. |
BENEJÚZAR |
CABEZO GORDO |
Hábitat concentrado: Poblado
fortificado, con muralla de defensa, este es del siglo V al II A/c, aquí se
pueden apreciar las estructuras rectangulares de las casas y restos de
amurallamiento con torreones defensivos. |
BENEJÚZAR |
EL ESTRECHO |
Hábitat concentrado, no está
identificado de forma absoluta, pero posiblemente sea otro poblado del mismo
clan o tribu que los anteriores en las similares fechas, (Cabezo el Quinache)
siglo III a/c. |
BENEJÚZAR |
Podríamos aventurar, y
tan solo en un dato empírico y no científico, que estos asentamientos son de
pequeñas tribus o clanes dedicados a la caza, o como guerreros de ocasión, que
eventualmente se unían a otros clanes o tribus vecinas en momentos de asedio,
ataques o conjuras en las que fuese necesario su acercamiento.
Nos podemos hacer una
idea ya que en los alrededores de nuestro entorno, conocemos yacimientos como
Guardamar, Rojales el cabezo lucero, así como otros conocidos en Callosa de
Segura, otros parecidos a los nuestros como Hurchillo y Bigastro, sin olvidar
la cercanía de Cartago al sur y la Alcudia y Elche (Ilice) por el norte. Todo
esto nos centra y concentra en el centro de nuestra comarca como un lugar
estratégico en la comunicación entre el interior de nuestra Vega, con una
importante vía de comunicación como lo era en tiempos la Via Augusta, y el Rio
Segura y la Costa de Guardamar.
Queda mucho por
conocer, por averiguar para saciar nuestra curiosidad y lo que ahora nos queda
es la ilusión, la ilusión de que personas como vosotros, hijos de este pueblo
sean capaces de entender, que nuestra historia es parte importante de nuestro
patrimonio cultural, que forma parte de todos y todas nosotros y que solo el
respeto, la protección el conocimiento y el cuidado de este patrimonio es capaz
de mantener un legado que hoy es nuestra obligación conservar y hacer llegar en
las mejores condiciones a nuestro hijos como historia inmortal y legado de
nuestra cultura.
Informaciones sacadas de
Ediciones de la Universidad de Murcia (Lidia Mojica Garcia, historiadora
Oriolana) Miguel López, Vecino de Benejúzar.
Imágenes del museo de
arqueología de Guardamar, del museo Arqueológico de Alicante MARQ,